Pink Flamingos (1972), en español Flamencos rosas, es uno de los filmes más transgresores y polémicos de la historia del cine, una especie de sátira surrealista sobre la descomposición familiar, un producto kitsch 100% genuino.
Se cuenta la historia de Divine (Babs) una madre muy gorda, la cual vive con Crackers, su hijo delincuente dentro de una pequeña caravana en un descampado en las afueras de Baltimore.
También están dentro de la caravana: Cotton, la compañera de su hijo, y la madre de Babs llamada Edie.
Diviene ostenta el premio de la persona más putrefacta y sucia del mundo, algo que lleva con mucho orgullo, porque se trata de una mujer que le gusta destacar en las peores cosas.
Sin embargo, una pareja de ladrones de bebés llamados Los Marbles sentirán envidia por el título de Divine y decidirán arrebatárselo a toda costa, recurriendo a las males artes.
Los Marbles tienen hay sirviente gay llamado Channing que se encarga de dejar “preñadas” a mujeres secuestradas cuya única función es “poner bebés” para luego ser vendidos.
Con Pink Flamingos estamos ante uno de los títulos más irreverentes del cine, que se ríe del espectador sin contemplaciones. El personaje de Divine es transgénero, ya que está basado en su personalidad real, siendo una popular drag queen en los años 60 y 70.
El film está dirigido por John Waters, uno de los realizadores más corrosivos y ácidos de los Estados Unidos, buscando siempre polemizar a través de sus creaciones, como en Hairspray (1988) o Cry Baby (1990).
Entre los actores protagonistas tenemos a: Divine (Divine), Danny Mills (Crackers), Edith Massey (Edie), Channing Wilroy (Channing).